Opinión

SIN MIRAMIENTO

Gerardo Lagunas  Pineda

 

-LA IGUALA QUE SE NOS FUE-

 

Dicen que vivir en Iguala es para gente loca y lo dicen en el buen sentido de la palabra, ya que gente ajena a la ciudad consideran que el calor es insoportable y de allí que quienes vivimos aquí, estamos así. ¿Pero qué tiene Iguala para estar viviendo aquí? Porque no me dejarán mentir todos aquellos que por diferentes causas se tienen que alejar de nuestra ciudad, que llega rápidamente la añoranza. Que cuando no salimos de ella, no la valoramos como nuestra patria chica, pero es la realidad. Sigo en los años sesentas donde en esa época era toda tranquilidad: se salía al Zócalo, al cine, a Tuxpan, a los toros, al futbol, que por esos años se tenía futbol de Tercera División Profesional, llamado el siempre recordado y nunca olvidado Deportivo Iguala, dirigido por Ezequiel ‘’Cheque’’ Ortíz. Donde así como salíamos, así llegábamos a nuestros hogares, contando los pormenores de lo que  habíamos visto. Actualmente andamos con el Jesús en la boca y con el rosario en la mano, debido al alto índice de inseguridad que se tiene no tan solo en Iguala, sino en todo el país. En Iguala por historia, se manejan cuatro barrios y que se encuentran ubicados en los cuatro puntos cardinales de la ciudad, siendo éstos el Barrio de San Juan, el Barrio de Juanacate, el Barrio de La Palma y el Barrio mi barrio, de Las Cañitas o barrio del Cacho. En este barrio nació el equipo de futbol Cañeros, que ahora es dueño Alfredo Almazán y su nombre no fue por el equipo Zacatepec, sino por el nombre de Las Cañitas y las cañitas es simplemente porque pasando el río San Juan se sembraba caña de azúcar, siendo don Tomás Salgado, que tenía su trapiche, donde se obtenía el piloncillo y el riquísimo batidillo. El piloncillo todavía se vende; el batidillo fue un dulce que quienes lo saboreamos nunca se nos olvidará lo exquisito de su sabor. Y gracias al entusiasmo de gente como Pedro Ochoa, de Rubén Popoca, Víctor Salgado, Alfredo Vivanco, nacía el equipo que por tener muchos gastos era cedido no sé si por venta u obsequio a Alfredo ‘’La Quirra’’ Almazán. Es importante destacar que pasando el río San Juan, por mi calle Berriozábal, existe una huerta de la familia Figueroa. Allí vivía un señor de nombre Genaro, que lidiaba con la ‘’mocosada’’,  que en  el tiempo de mangos sufría porque en parvada llegábamos a cortarlos a base de pedradas; es decir, con piedras del río tumbábamos los mangos que don Genaro siempre salía a corretearnos y que yo recuerde, a nadie de mis amigos nunca agarró, pero sí le teníamos bastante miedo, pero tercos al ir a cortar de esa forma mangos. En esa huerta estuvo una alberca rústica y bonita para esa época, donde las muchacha del tacón dorado, es decir de ‘’la zona’’ como conocíamos a la zona de tolerancia, llegaban a bañarse y tomarse unas chelitas y pasar momentos de descanso. Toco ‘’la zona’’ porque allí la teníamos ‘’a la vuelta de la esquina’’, es decir, muy cerca donde a partir de las nueve y media de la noche, ésta se volvía día y las luces de neón eran los motivos para que el parroquiano bailara al compás de orquestas como la Sonora Iguala, la Sonora Tamarindera, la Sonora de Ray Villa y grupos musicales que definitivamente se han ido de mi mente. Pero los nombres de los cabarets nunca se me olvidarán, quién sabe porqué. El Pokar de Ases, El Encanto, Playa Suave, El Arbolito, entre otros, ah!, el PussyCat, que lo regenteaba mi tocayo Gerardo González, el editor de Tiempo Suriano. Cuantos de mis amigos y yo fuimos “estrenados” (vez primera) por las muchachas del tacón dorado que, habrá que decirlo, fueron pacientes con quienes era nuestra primera vez y sin condón. De lo triste que puedo decir, es que muchos de mis amigos los agarró el ambiente donde muchos de ellos por el alcohol ya se fueron y otros todavía andan en ese ambiente, como meseros, pero ahora en “Los Chocolines”, no digo nombres por respeto a ellos. Ah! la zona roja o también llamado ‘’El burro’’, fue cambiado al fraccionamiento ‘’Chocolines’’ en el gobierno de Julio César Catalán Flores y con ello se moría el lugar donde la noche era día y que yo recuerde, si acaso hubo un muerto y solo riñas a base, se decía, ‘’a mano limpia’’…La historia de Iguala sigue su curso y si no les gusta, pues les digo como Brozo…Hay se ven!