Por: Salomón García
Gálvez
PRD, POLITIZA
ASESINATO.
Alarmado porque se
cayó en preferencias del electorado tras la masacre de estudiantes normalistas
de Iguala, donde 43 fueron desaparecidos, el PRD es el único partido que exige
la caída del gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo Flores. La mayoría de los
guerrerenses aprueba la gestión del mandatario estatal.
Resulta muy
sospechoso que luego del asesinato del ex diputado local, Demetrio Saldívar
Gómez, el PRD se “cuelgue” de ese condenable hecho para exigir, primero, la
renuncia de dos funcionarios: Florencio Salazar Adame, Secretario General de
gobierno y del Fiscal General del Estado (FGE) Xavier Olea Peláez. Ambos,
siguen en sus cargos.
Ayer, el CEN del PRD
durante su pleno demandó la caída del gobernador Astudillo Flores, y quien sacó
el acuerdo -por consigna de sus hampones jefes, Los Chuchos- fue la rencorosa
ex candidata perdedora a gobernadora, Beatriz Mojica Morga y la jefa de ésta,
la cínica multimillonaria, Alejandra Barrales.
Fuera del PRD,
ningún partido político, ni el Congreso de Guerrero, la Cámara de Senadores, el
clero, la UAGro, diputados federales, empresarios o la sociedad civil han pedido
la desaparición de poderes o la dimisión del gobernador Héctor Astudillo
Flores, quien desde que inició su sexenio se ha dedicado a trabajar y gestionar
apoyos ante la Federación. Héctor, junto con su esposa Mercedes Calvo de
Astudillo trabajan hasta los fines de semana; no han tenido vacaciones.
Lo que se percibe es
que los mafiosos que dirigen el PRD –Los Chuchos- quieren sacar raja política
del asesinato del ex Secretario General estatal perredista, Demetrio Saldívar
Gómez.
Hay quienes proponen
a la Fiscalía General del Estado que investigue el entorno privado del ex
diputado Demetrio Saldívar Gómez, sus negocios, conducta pública, operaciones
comerciales y bancarias.
Pero además,
trascendió que el dirigente estatal del PRD Celestino Cesáreo promueve la
candidatura de Andrés Manuel López Obrador, y Demetrio Saldívar no estaba de
acuerdo. La relación entre ambos no era cordial.
Varios ex líderes
“emblemáticos” del PRD, andan como matraqueros del Peje AMLO. Ninguno de este
grupito exige la caída del gobernador Héctor Astudillo, porque están más
interesados en que el Peje los tome en cuenta cuando venga a Guerrero.
Mientras tanto, a
través de las redes sociales el gobernador Héctor Astudillo ha recibido
infinidad de mensajes de respaldo y aliento; solo un reducido número de
cibernautas lo critican negativamente y hasta sueltan rumores de su “renuncia”,
lo cual es más falso que un billete de diez pesos.
A través de las
redes sociales se publicita que quienes podrían estar detrás de la campaña de
desprestigio en contra del mandatario Héctor Astudillo, son los ex gobernadores
Rubén Figueroa Alcocer y René Juárez Cisneros; también señalan al ex alcalde de
Acapulco Manuel Añorve Baños, a quien apuntan para un supuesto “interinato”.
A la sucia campaña
-antiastudillista- se han sumado el júnior Rubén Figueroa Smutny, el alcalde de
Acapulco Evodio Velázquez Aguirre, ciertos políticos y seudo periodistas
resentidos porque Héctor no les dio algún cargo dentro de su gabinete. En
venganza, arremeten con furia contra el gobernador Astudillo.
En Guerrero, como ya
lo citamos, tres gobernadores han caído del poder como consecuencia de
asesinatos de ciudadanos civiles:
-Raúl Caballero
Aburto, por la matanza de más de veinte ciudadanos a manos del Ejército
Mexicano (Chilpancingo, 30 de diciembre de 1960); Rubén Figueroa Alcocer, por
la masacre de 17 campesinos en el vado de Aguas Blancas (Coyuca de Benítez,
junio de 1993) y Ángel Aguirre Rivero, por el asesinato de seis personas y la
desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa (26 y 27 de septiembre del 2014,
Iguala de la Independencia).
La espiral de la
violencia en Guerrero no inició con la administración que encabeza Héctor
Astudillo Flores; ya estaba la entidad viviendo enorme crisis por la
inseguridad y violencia desde hace más de una década, cuando asumió el cargo el
ex mandatario Zeferino Torreblanca Galindo (2005).
En horas difíciles
para Guerrero, que vive una etapa de violencia generada por fuertes intereses
del crimen, el gobernador Héctor Astudillo Flores tiene el respaldo de la
mayoría de los 81 presidentes municipales, el Congreso Local, la iniciativa
privada, el clero y las fuerzas representativas del estado.
No vemos salir a las
calles contingentes de miles de ciudadanos exigiendo la caída del gobernador
Héctor Astudillo.
Lo que se ve es una
desmedida ambición de grupos políticos -priistas y perredistas- por seguir
detentando el poder por el poder, y que ahora utilizan la muerte del dirigente
estatal perredista, Demetrio Saldìvar Gómez, para sacar raja política. Qué lamentable…
Punto.